Disciplina personal

En SEDI fomentamos en los niños la disciplina personal desde sus primeros años y contemplamos bajo este rubro tres aspectos que son:


  • El establecimiento de hábitos saludables de sueño, higiene, alimentación y actividad física,
  • La perseverancia, entendida como la capacidad de actuar ordenadamente para alcanzar metas y propósitos, y
  • El seguimiento de reglas para la convivencia armónica


Para lograrlo nos apoyamos en los estudios y propuestas de dos corrientes psicológicas y educativas que se intersectan en sus objetivos y que son:


  • La Disciplina Positiva, que es una metodología planteada por las psicólogas Jane Nelsen y Lynn Lott, sustentada en la filosofía de los doctores Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. A través de su implementación, enseña a los niños a ser responsables, respetuosos y auto-disciplinados dentro de su comunidad. Este tipo de disciplina es fundamental para guiar la conducta de los niños de una manera respetuosa y firme, basada en el establecimiento de límites claros y consistentes. Además, se les presentan a los niños alternativas para actuar correctamente en cada situación. Los niños requieren límites claros y figuras de autoridad que le den certeza y seguridad para desarrollarse adecuadamente dentro de su familia, grupo, comunidad y finalmente en una sociedad.
  • La Disciplina Consciente, que es un programa socioemocional propuesto por la Dra. Becky Bailey, experta en educación, y que enseña a los niños cómo regular y manejar sus emociones para tomar decisiones seguras y saludables. Su enfoque fundamental está en los padres y demás adultos que rodean al niño. En otras palabras: para ayudar mejor a nuestros niños, primero debemos hacer el trabajo los adultos encargados de los niños (padres y maestros) en nuestras propias emociones, para enseñar con el ejemplo además de con las palabras. Solo de esta manera podremos estar capacitados para ayudar a los niños a identificar sus emociones y a trabajar sobre ellas; a reflexionar en sus acciones y en sus consecuencias. El segundo elemento indispensable de este programa es la conexión o vínculo entre los adultos y los niños.

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